sábado, 17 de diciembre de 2011

Cuestiones ético-políticas de actualidad :-)

Para poder preparar mejor los debates en clase y la cuestión de la actualidad de los problemas ético-políticos que vamos a seguir analizando, os propuse que prestarais atención a los acontecimientos que están transformando nuestro mundo.
  •  Uno de ellos, inevitable, es las causas y consecuencias de la actual crisis económica. Para estar informados podéis ver las noticias en televisión, artículos en internet, algunos enlaces como los que tenéis al final de este blog, o ver algunos de los documentales o películas más recientes que han tratado este problema. El documental Inside Job, recientemente premiado con el Óscar al mejor documental, trata de las causas, evolución y consecuencias de la actual crisis económica. A continuación podéis ver el tráiler de la película (con la inevitable introducción de un anuncio publicitario)

    Otra película reciente que os comenté en clase es la titulada Company men, en la que se trata de la situación del paro, de la falta de escrúpulos morales del capitalismo financiero actual y de las estrategias del tipo "Sé positivo. Es una nueva oportunidad" con la que hipócritamente tratan de convencer a sus víctimas

    También podéis consultar la página web del sociólogo Vicenç Navarro que diariamente analiza los acontecimientos más recientes de la actual crisis económica (Pincha sobre su nombre para poder consultarla). 
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  • Cuestiones para el cuaderno: Frente a todo esto, podemos  preguntarnos: ¿Existe una alternativa al capitalismo financiero causante de esta crisis? ¿Son la desigualdad y la pobreza males inevitables o resultado de sistemas económicos y sociales irracionales e injustos?
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  • Otro apartado es el de los conflictos entre el poder civil y el religioso, la polémica presencia de los fundamentalismos cristiano o islámico en la política. Este es un tema que ya vimos en Agustín de Hipona y en Tomás de Aquino, y que en la actualidad, bajo otras formas, sigue planteando en nuestro país la conexión o separación entre el poder civil y el religioso, el laicismo, la denuncia del acuerdo del Estado español con el Vaticano, la exención fiscal a la Iglesia católica, la presencia de la religión en la escuela pública... Para empezar el debate, podéis ver la entrevista del presidente de Europa Laica en burgosdijital
  • También comentábamos la necesidad de analizar la actualidad de movimientos emancipatorios como el movimiento obrero, el feminismo, el pacifismo y el ecologismo. ¿Qué queda vivo de estos movimientos en nuestros días, cómo han evolucionado sus modos de lucha y objetivos? 
  • A estos movimientos podríamos añadir otros como los movimientos pro-derechos humanos, la Vía Campesina, los denominados "antiglobalización", o los movimientos de liberación sexual. ¿Podrías añadir algún otro que conozcas, y que luche por un modelo de sociedad alternativo, que defienda que "otro mundo es posible", en el que la lucha contra la desigualdad y la pobreza sea una prioridad?
  • ¿Qué está ocurriendo en torno a la llamada "primavera árabe" y al "movimiento de los indignados"? ¿Qué cuestiones éticas y políticas están planteando: la crítica al bipartidismo, a la corrupción política y económica, al poder de los representantes del capitalismo financiero frente a los ciudadanos...? A continuación podéis ver un extenso documental sobre el movimiento 15-M. #Indignados es el punto de vista de una serie de personas que de una forma o de otra han o están colaborando con el movimiento #15M.

Otra perspectiva es la que presentaba el canal de televisión La Sexta en un corto documental sobre la #SpanishRevolution
Carlos Taibo, profesor de Ciencia Política de la Universidad Autónoma ha participado y reflexionado bastante en el movimiento 15-M. En su web puedes leer algunos de sus artículos (Pinchar aquí).
En la biblioteca hemos adquirido recientemente su último libro titulado Nada será como antes. Sobre el movimiento 15-M (Ediciones La Catarata).

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Actualidad de la temática tratada en el texto de Tomás de Aquino

Estas son unas notas sobre la actualidad del texto que hemos comentado de Tomás de Aquino, tomadas del artículo "El acceso práctico a la ley natural", del profesor chileno Joaquín García Hubidobro:

Recientemente, autores como Alisdair MacIntyre, Ralph McInerny, Stephen Theron, o aquellos que integran la que se ha llamado la New Natural Law Theory, han prestado especial atención al texto citado, hasta entonces poco estudiado. En este texto, Tomás, con ocasión de una pregunta en apariencia poco importante -si la ley natural contiene uno o muchos preceptos- desarrolla toda una teoría acerca del modo en que se accede a la ley natural.

Hay un par de cuestiones que debemos considerar en relación con la temática desarrollada en el texto que hemos comentado de Tomás de Aquino:
- Si la ley natural está constituida en su base por principios evidentes, ¿como es que hay tantos que niegan su existencia, y cómo entre quienes la aceptan existen diferencias tan importantes?
- En segundo término: ¿no es la ética mucho más que una serie de principios que, aunque supongamos que son universalmente compartidos, son a todas luces demasiado generales y muy poco aptos para resolver los complejos conflictos morales que aquejan a nuestras sociedades? De una parte, se requiere de ciertos preceptos más particulares o determinados, que nos vayan  orientando acerca de las acciones que son buenas y malas. Por otra parte, se necesita una especial habilidad en el hombre, que le permita discernir en
presencia de qué acto se halla y cuáles son sus circunstancias más relevantes. Además está el hecho de que muchas veces el problema no reside tanto entre elegir entre lo bueno y lo malo sino entre lo mejor y lo peor.

Es posible que uno de los factores que explican el actual interés por la ética de Tomás de Aquino sea que ella afirma a la vez tres cosas que parecen difícilmente conciliables: i) la posibilidad del conocimiento de los principios morales, ii) el que para conocerlos muchas veces no baste el empeño individual, sino que es una obra colectiva, y iii) que las disposiciones del sujeto no son indiferentes para determinar su aptitud cognoscitiva en el terreno moral. Por el contrario, las éticas modernas cayeron muchas veces en la ilusión de que los principios de la ley o el derecho natural eran susceptibles de ser conocidos y expuestos de modo indubitable, en una tarea que lleva a cabo el individuo aislado y cuyo éxito depende exclusivamente de sus habilidades especulativas.
En la época contemporánea, por el contrario, muchos son conscientes de que el optimismo de los modernos era injustificado. En consecuencia, se dejan llevar por el desaliento y se refugian en el escepticismo o tratan de salir de él recurriendo a modelos consensualistas.

martes, 15 de noviembre de 2011

Comparación del texto de Tomás de Aquino con otras posiciones filosóficas del

Los planteamientos sobre la ley natural y su esencial racionalidad se pueden conectar con:

· La ética y política eudemonista de Aristóteles, en cuanto establece que el bien (en Tomás de Aquino habría que matizar: el bien natural) del ser humano se encuentra en la felicidad, entendida ésta como el éxito en el pleno desarrollo de las capacidades inscritas en su esencia y como actividad virtuosa que permite el mantenimiento de ese desarrollo. Asimismo, la definición de la virtud como justo medio entre dos extremos puede relacionarse con el énfasis puesto por el Aquinate en la racionalidad del orden por el que las inclinaciones humanas se adaptan a los preceptos de la ley natural – pues dicha racionalidad, ciertamente, excluye los excesos en los que tales inclinaciones podrían incurrir.
· Es también herencia de Aristóteles el afán de sistematicidad que se observa cuando se buscan paralelismos entre el orden de la razón teórica (especulativa) y el de la razón práctica en cuanto a la disposición y articulación de sus proposiciones, y particularmente en la especificación de principios universales de los que sea posible extraer las consecuencias pertinentes a cada uno de sus campos de estudio (la ciencia teórica, metafísica, teología natural – dependientes todas del más alto axioma o verdad evidente: el principio de no contradicción, – por un lado; la ética y la política – basadas en el máximo precepto: “haz el bien y evita el mal” – por otro).

· En pasajes puntuales se aprecia la dependencia de Tomás de Aquino de la otra herencia recibida, la platónico-agustiniana, principalmente en sus alusiones a las partes concupiscible e irascible de la naturaleza humana. En ellas se destaca la primacía de la razón, como reguladora del orden de la ley natural. Además, en estas alusiones no deja de estar presente también el análisis aristotélico del alma humana, que tiene en común con otros seres sus aspectos vegetativos y sensibles, de los que nacen inclinaciones que nos asemejan a ellos, si bien, en nuestro caso, están gobernadas por la razón.
· Una relación que permitiría una discusión original y fructífera sería con los viejos sofistas y su distinción entre naturaleza (fýsis) y ley (nómos). Ellos distinguían ambos conceptos e incluso los contrapusieron como guías contradictorias, en mutuo conflicto, de la acción humana. En cambio, Tomás de Aquino –siguiendo en esto a Aristóteles – entiende que son términos que se pueden hacer compatibles. Es más, para el Aquinate no hay más ley (humana) que la ley justa – las “leyes injustas” son desviaciones, aberraciones que no merecen el nombre de leyes – y ésta sólo puede basarse en la fuente original de la ley natural. En el caso de Aristóteles, esa fuente se identifica con la propia esencia humana, que es única y universal – compartida por todos los seres humanos – y gobernada idealmente por su propia racionalidad. En el caso de Tomás de Aquino, además, la ley natural es una réplica mundana de la ley eterna de Dios, de la que participa. Eso haría que cualquier desviación con respecto a ella – llevado por la “naturaleza”, según algunos sofistas como Antifonte – sería automáticamente, no sólo una ilegalidad, sino un acto antinatural y, además, pecaminoso.
    De esta manera, el cristianismo reinterpreta el viejo problema sofista, dentro de su propio marco doctrinal, como los problemas del libre albedrío y del mal. Según el planteamiento tomista, es un mayor bien que el ser humano se salve por sí mismo, mediante la libre elección de sus acciones, que si fuera siempre determinado por la voluntad divina y llevado por ella a la salvación. Eso introduce la posibilidad de elegir el mal, que es definido negativamente: falta de bien, de verdad, de ser. A lo que se añade el problema de que la Providencia divina conoce el mal, tanto su presencia general en el mundo como en los actos malvados concretos de las personas. Pero ¿qué pasa si suprimimos la dependencia de la ley con respecto a Dios? ¿y si eliminamos la que en Aristóteles y Aquino se establece con respecto a la naturaleza?

· Entramos de lleno en la Edad Moderna y, de paso, recuperamos en parte el viejo problema sofista. Cuando la ética y la filosofía política consigue desprenderse del lastre de la subordinación a la teología – lo que sucederá con planteamientos como el de Nicolás Maquiavelo o el iusnaturalismo de Hugo Grocio – se depositará la fuente de la ley únicamente en la naturaleza y en la razón. Pero las experiencias históricas de este periodo, como ya veremos, no sólo harán que la religión entre en crisis como autoridad moral y política que inspire las leyes: la crítica del aristotelismo como modelo científico y filosófico llevarán al rechazo de su visión de la naturaleza y la racionalidad humana. Entonces los pensadores éticos y políticos recuperarán la idea del pacto – racional, pero también convencional, voluntario, interesado para las partes, frágil – como origen y fundamento de la ley.. La teoría del pacto social se situará en el centro de la filosofía moral y política a través de las contribuciones de Hobbes, Locke o Rousseau, para quienes la naturaleza, por sí misma, no es base suficiente en la fundación del orden moral y político. La independencia de la razón, hacia la que Tomás de Aquino había empezado a apuntar, se hará una exigencia real de la filosofía, tanto en los aspectos éticos y políticos, como en todos los demás campos del pensamiento.

· La distinción entre razón teórica y razón práctica, que se plantea en el texto, será retomada en el siglo XVIII por Enmanuel Kant, en cuya filosofía adquirirá un significado crucial para negar la posibilidad de la metafísica como ciencia y sentar, en cambio, las bases de una metafísica práctica cuyo objeto será el análisis racional de los fines y normas de las acciones humanas. De esa manera, la autonomía de la razón práctica se hará aún más completa, al emanciparse por completo de los dictados de la filosofía teórica, especulativa y vana. Así, por ejemplo, la explicación sobre los rasgos de la evidencia teórica y sobre el concepto de enunciados verdaderos analíticamente (el significado del predicado está incluido en el del sujeto) que ofrece santo Tomás, será en la edad moderna objeto de debate entre racionalistas y empiristas y se rebatirá su papel de base de la metafísica y, desde luego, de la ética y la política. En su lugar, Kant propugnará, como veremos, la necesidad de una crítica y un examen formal de la propia razón humana, tanto en su faceta teórica como en la práctica, como única manera de llegar a la formulación de los principios universales y formales, tanto del conocimiento como de la acción.


Notas para el análisis del texto sobre la ley natural (Tomás de Aquino) :-)

En total, la Suma Teológica contiene cuatro partes, aunque la última quedó incompleta, estructuradas invariablemente en cuestiones y artículos. Las cuestiones son siempre el planteamiento del problema que se irá desarrollando en los artículos. La cuestión 94, a la que pertenece el texto que comentamos, queda planteada así:
1. ¿Qué es la ley natural?
2. ¿Cuáles son sus preceptos?  (Texto de nuestro comentario)
3. Los actos de las virtudes, ¿son todos de ley natural?
4. La ley natural, ¿es la misma para todos los hombres?
5. ¿Es mudable?
6. ¿Puede ser abolida por la mente humana?


Cada uno de esos problemas dará lugar a cada uno de los seis artículos que contiene la cuestión. Los artículos se desarrollan, invariablemente, presentando primero las objeciones (o dificultades) y las posiciones a favor, aportando una solución y respondiendo a las objeciones.

El comienzo del texto que comentamos refleja la estructura típica de los textos escolásticos que, además, reproduce la forma en que se organizaban las clases universitarias: se plantea una cuestión, acerca de la cual se ofrecen dos posturas contrapuestas, acompañadas de sus argumentos. A continuación se procede a discutir y argumentar respuestas posibles a tales posturas, de todo lo cual habrá de resultar una conclusión  satisfactoria.
El tema general de este texto es la ley natural y, en concreto, el número de sus preceptos. El problema podría resultar baladí, si no fuera porque en él se trata de analizar dos cuestiones importantes:
1º la fuente directa de la ley natural, es decir, la razón práctica, y su relación con la razón teórica;
2º el campo de aplicación de dicha ley a todos los aspectos de la vida humana, desde los puramente corporales a los intelectuales, comprendidos de manera racional bajo una perspectiva ética y política que
ordena la búsqueda del bien.

Así, desde la perspectiva de la razón, parece que la ley natural sólo ha de constar de un precepto, dada
la unidad misma a la que la razón, mediante el análisis lógico de las cuestiones, permite reducirlas. Sin
embargo, desde el punto de vista de la naturaleza humana, dada su multiplicidad de aspectos, parecería que la ley natural ha de ser también múltiple en sus mandatos: unos concernientes a nuestro “lado”
animal, por ejemplo, otros a nuestro “lado” intelectual.
 Tomás de Aquino compara la razón especulativa (teórica) con la razón práctica, en relación a la forma y el contenido de los enunciados por los que una y otra se interesan, y se establece una analogía en cuanto al orden jerárquico de ambas razones al sentar sus primeros principios verdaderos (axiomas), unos referentes
al ser y al conocimiento (principio de no contradicción), los otros al bien y la acción (ha de buscarse el
bien y evitarse el mal). Así, el primer principio de la razón práctica se tendrá que basar en las nociones de bien y no bien (mal), de modo semejante a como el primer principio especulativo se fundaba en las de ser y no ser (principio de no contradicción). En ambos casos, el Aquinate sigue muy de cerca los planteamientos de Aristóteles, como habían sido transmitidos en los comienzos de la Edad Media por Boecio, una de las primeras fuentes de la filosofía griega para la Escolástica cristiana. Es característica, así, la idea de que la unidad de una cuestión puede ser sólo clara para una mente instruida (pero no para el ignorante) que conoce las esencias de los seres y las consecuencias que de sus definiciones se siguen. Lo mismo se puede decir de los preceptos de la ley natural, que pueden no ser evidentes para todos, pero el sabio sí es capaz de establecer a partir de su primer principio y del conocimiento del bien para el ser humano. Tomás de Aquino afirma, de este modo, su confianza en las capacidades racionales del ser humano para conocer por sí mismas los mandatos de la ley natural en los que se basan la ética y la política y que conformarán el derecho positivo: derecho de gentes y derecho civil.

Tomás de Aquino establece una correlación entre el orden de los fines de la acción, el bien cuyo logro manda la ley natural, y el orden de las inclinaciones naturales del ser humano, lo que permite entender la relación que hay entre la unidad de aquel orden y la pluralidad que caracteriza a éste. Las inclinaciones naturales del ser humano en los distintos niveles de su ser son tendencias al bien del propio ser humano, si se ordenan adecuadamente conforme a la razón. De ahí que de ellas sea posible deducir preceptos que guíen nuestra acción. Los ejemplos son esclarecedores:
- Como sustancia, el ser humano se inclina a su propia conservación. Por tanto, respetar y proteger la vida humana es un mandato de la ley natural.
- Como animal el ser humano tiende a la reproducción y a la crianza y educación de la prole. La ley natural manda por tanto dichas conductas.
- Como ser racional el ser humano se inclina al conocimiento de la  verdad (de Dios) y a la vida social.
Así que son mandatos de la ley natural proteger la actividad intelectual y buscar el bien común de la sociedad. 
 Y estas leyes podrían, a su vez, resumirse en el principio formal que sustenta todo el orden moral humano: “el bien conforme a la razón debe ser hecho, y el mal, evitado” (en su formulación medieval latina, “bonum faciendum, malum vitandum”). El primer principio de la razón práctica proporciona razones últimas de justificación. Cuando un niño le pregunta a su madre si puede tomar las manzanas del jardín del vecino, la madre le puede dar muchas respuestas, como por ejemplo decirle que no debe hacerlo porque eso es un hurto, porque daña al vecino o porque se expone a adquirir mala fama si es descubierto. Sin
embargo, llega un momento en que tiene que acudir a la razón final: no debes hacerlo porque es malo. El hijo podrá cuestionar la maldad del hurto, pero no cuestionará el que no debe hacer el mal. Y si lo cuestiona, podemos estar seguros de que argumenta de mala fe. 

Sin ese axioma de “hay que hacer y buscar el bien y evitar el mal” la razón práctica carecería del apoyo mínimo para funcionar. Dando un paso más, podríamos decir que ese juicio constituye como la armazón o basamento de todos los juicios morales. 
Pero, hablando con rigor, son muchos los preceptos de la ley natural, si bien todos conservan la ya mencionada estructura fundamental, que indica que hay que hacer y buscar el bien y evitar el mal. La pluralidad de preceptos tiene varias causas. Una de ellas es que, así como en el plano especulativo el principio de contradicción por sí solo no basta para hacer ciencia, en el terreno práctico se hace necesario suplementar el “hay que hacer y perseguir el bien y evitar el mal” con otros criterios que nos ayuden a
determinar mejor, en los casos concretos, qué es lo bueno y qué es lo malo. 

Son muchos los bienes que se presentan a la razón práctica y cada uno debe ser conseguido no de cualquier manera sino de un modo conforme a la razón. Los tres principios que vimos arriba, y que guiaban la conducta humana, tienen también carácter de autoevidencia. Estos principios no son derivaciones de aquel principio básico, sino que constituyen la forma en la que éste se presenta según el aspecto del hombre de que se trate.
La relación entre los preceptos de la ley natural y las tendencias del hombre es quizá el punto más problemático de toda la reflexión tomista sobre estas materias. Con todo, el papel de las inclinaciones es fundamental, porque impulsan al hombre, lo mueven a actuar, le descubren bienes que merecen ser
conseguidos. El recurso tomista a las tendencias del hombre no tiene por fin utilizarlas como criterio único o último de moralidad, puesto que todas ellas deben estar reguladas por la recta razón (Tomás compara a la inclinación con un caballo ciego en plena carrera, cuando no media la guía de la recta razón). Los preceptos de la ley natural no se derivan de las tendencias humanas. Más bien las tendencias tienen el papel de hacer que ciertas realidades se tornen relevantes para el hombre, se transformen en bienes. El orden de los preceptos es paralelo al de las tendencias, pero no se confunde con ellas. Allí donde existe una tendencia, se requiere, en forma paralela, de ciertos criterios que la ordenen, ya que en el hombre esas tendencias no alcanzan su fin de modo necesario y unívoco, como sucede en el resto de los seres.
El texto también apunta hacia una correlación entre el orden racional de la ley natural y las tres clases de
alma, según Aristóteles, presentes todas en el ser humano. Igualmente pueden verse huellas de la teoría
platónica de la relación entre cuerpo y alma y sus secuelas cristianas, especialmente en Agustín de Hipona.
El texto termina con las respuestas a las objeciones del principio. Son de destacar los siguientes puntos:
- La ley natural está dotada de la unidad y coherencia que le transmite la razón y su coincidencia con
el orden racional de los preceptos.
- Todas las inclinaciones humanas, en cuanto sometidas al orden racional que nos hace buscar nuestro
bien, nuestra felicidad, forman parte de lo admitido por la ley natural.
Cuestiones para el cuaderno: ¿Qué estructura, típica de los textos escolásticos, sigue el texto que comentamos en clase? ¿Qué dos cuestiones importantes se tratan en ese texto? ¿Cuál es el principio máximo de la ley natural? ¿Qué otros preceptos, guías de nuestra acción moral, se fundamenta en ese primer principio? ¿Qué dificultades presenta el conectar los preceptos de la ley natural con las inclinaciones humanas?

Aquí os dejo, además, un esquema del proyecto Afri, que explica el texto que hemos comentado en clase.

viernes, 28 de octubre de 2011

Un breve resumen de la reflexión ético-política en la Grecia clásica

    Antes de continuar con otras épocas y autores, es importante que hagamos un breve repaso a la evolución de la reflexión ético-política en el mundo griego:
 
- Grecia Arcaica: sociedad aristócrático-guerrera. Como ha señalado E. Lledó (Introducción a Ética a Nicómaco, Gredos, 1985), en la sociedad aristocrática que reflejaban los poemas homéricos, el ideal del guerrero (Ulises, Aquiles) representaban la areté (virtud), creando con sus hazañas el contenido de su moralidad. La fama muestra y ensalza un modelo de comportamiento que, difícil de imitar, sintetiza las aspiraciones de una sociedad. No hay en él justificación alguna de sus acciones ni argumentación que pretenda apoyar el esfuerzo del héroe.
Pero la virtud homérica no se adquiere, se nace con ella.

- Grecia clásica: democracia ateniense. Para que la virtud pueda “aprenderse” habría que pasar por la experiencia de la sofística. La aparición de la democracia, el derecho a la ley (isonomía) y el derecho a opinar (isegoría) estuvieron impulsados por el escepticismo moral que evitaba que fuera difícil alzarse con la preeminencia en la norma. La Polis democrática se funda entonces en una virtud que se consigue, se construye. El discurso mítico se quiebra, “toda palabra puede ser analizada, toda respuesta ironizada”. El diálogo y la interrogación buscan otra forma de asentimiento que no consista en la inercia ni en la autoridad de la tradición.
    Frente a los sofistas, Sócrates y Platón pretenden encontrar en los conceptos una nueva forma de seguridad, más allá de la arbitrariedad y ambigüedad de los viejos términos morales. Para Platón es necesario, como hemos visto, establecer una metafísica del Bien (una jerarquía de Ideas en el mundo inteligible) y una determinada escala de conocimiento para alcanzarlo (como muestran el símil de la línea y de la caverna).
    Más tarde, el mejor discípulo de Platón, Aristóteles, se enfrentó al intelectualismo moral de su maestro y sostuvo que la ética era una ciencia práctica, en la que no importaba tanto saber qué es el Bien, como saber cómo ser buenos. La virtud, señalaba Aristóteles, consistía en “una disposición adquirida de la voluntad (un hábito, por tanto), consistente en la búsqueda del término medio (entre su exceso y su defecto), relativo a la recta razón (en la que por tanto interviene también el correcto razonamiento de los fines) y según el modelo del hombre prudente (el modelo moral del sabio, no del héroe)”.

- Periodo helenístico. Tras la muerte de Platón, Aristóteles y Alejandro Magno el mundo cambió y la filosofía, como no podía ser de otra manera, también. La ciudad-estado libre e independiente dejó de existir. Con el reinado de Alejandro y sus sucesores, la libertad e independecia de las ciudades solo era nominal y dependía de la benevolencia del soberano reinante. Comienza la era helenística, y no helénica -porque se traspasaron las fronteras vernáculas de lo heleno-. Se hablaba de Imperio y no de Ciudad. Para Platón y Aristóteles era inconcebible un hombre sin la Ciudad y su vida ciudadana. Cuando la Ciudad quedó englobada en un conjunto cosmopolita más dilatado ocurrieron dos hechos inevitables: 
1) nació la filosofía universalista y cosmopolita. Se habla de ciudadanía universal. Esto es lo que defienden corrientes como el estoicismo
2) también nace una respuesta a este universalismo imperante; el individualismo extremo. Como máximo representante de esta corriente tenemos a Epicuro y sus discípulos. 
    Con ambas corrientes, la filosofía, más que en la Ciudad, se centra en el individuo y en la forma posible y plausible de orientación vital que dejaba la nueva situación política y territorial. La filosofía se torna práctica y ética. 
    La física y la metafísica quedaban tanto en el epicureismo como en el estoicismo en segundo plano, como simple base de preparación para la ética. Por ello, estas corrientes no elaboraron nada nuevo en lo relativo a la metafísica, sino que tomaron lo que ya había. De hecho, si volvieron hacia algún lado fue hacia los presocráticos; el estoicismo a la física de Heráclito, mientas que los epicureistas recuperaron el atomismo de Demócrito. Mientras que en la ética, aún dejándose influir mucho por escuelas como la hedonista-cirenaica en el caso de los epicureistas y de la cínica en el caso de los estoicos, sí que fueron corrientes innovadoras. Este hecho quedó aún más subrayado con la llegada del Imperio Romano, cuyos pensadores, acordes a la mentalidad pragmática romana, no eran especulativos sino prácticos. Este giro que más que intentar explicar las raíces de la Virtud lo que hace es mostrarla y aconsejarla, es el mayor cambio experimentado por las corrientes postaristotélicas. (Este último apartado de la reflexión ético-política en el periodo helenístico pertenece al blog Je ne sais pas,  de Adrián Iruela Vara).

lunes, 26 de septiembre de 2011

Sócrates y el debate laico sobre la "seguridad" que proporcionan las creencias religiosas.

    En un reciente artículo, titulado Laicismo y búsqueda de la verdad (El País, viernes 23 de septiembre de 2011, p. 33), el historiador de la ciencia José Manuel Sánchez Ron recuerda aquello que Sócrates dijo a los atenienses que le condenaron a muerte, y que Platón recogió en su Apología de Sócrates: "Una vida sin examen no es una vida digna para el hombre".  
    Con esta conocida frase, Sánchez Ron aconseja a los jóvenes, especialmente a los que con tanto entusiasmo y atención escucharon al Papa en Madrid recientemente, que "no olviden evaluar todo tipo de respuestas y tradiciones recibidas, incluso aquellas que les ofrecen seguridades aparentes, el calor de un hogar en el que, en palabras del Papa Benedicto XVI, "siempre se encuentra refugio".      
    Sánchez Ron recuerda también otra frase del filósofo inglés Bertrand Russell (1925) que nos hace pensar en la experiencia de los pensadores presocráticos, intentando salir del "espacio seguro" de la religión o el mito hacia el "espacio abierto", inseguro, de la ciencia y la filosofía: 
 "Incluso aunque al principio las ventanas abiertas de la ciencia nos hagan estremecer de frío en el calor de los mitos humanos tradicionales, al final el aire fresco nos da vigor, y los grandes espacios son esplendorosos por derecho propio". 
     Por todo ello, afirma Sánchez Ron, y aunque no es difícil comprender el origen de las religiones, y nuestra necesidad psicológica de creer en un destino más allá de la muerte, sin embargo...
"... y aunque sea duro de aceptar, es evidente que no existe ningún motivo para que exista aquello que postulamos para satisfacer una inquietud emocional. Ni que para explicar el origen de algo sea aceptable postular un ente, un Dios, cuyo origen tampoco se puede explicar".

Pienso, luego existo: Fernando Savater

Por si no lo habéis podido ver, os dejo el enlace del programa que La 2 ha dedicado al filósofo Fernando Savater y que se ha emitido hoy domingo por la noche en la serie "Pienso, luego existo", dedicada a "retratar a algunos de los principales filósofos, ensayistas y pensadores del panorama español contemporáneo". El programa recorre, a partir de la voz del propio Savater, su vida y, sobre todo, sus ideas. A mí siempre me gusta escucharle, por la claridad de su inteligencia, su independencia y por su sentido del humor. Espero que a vosotros también. Para ver el programa pincha aquí.

sábado, 25 de junio de 2011

jueves, 3 de febrero de 2011

Escepticismo y duda metódica

El escepticismo es una importante corriente del pensamiento occidental. Ya vimos el escepticismo del sofista Gorgias, y de la escuela helenística encabezada por Pirrón. Estos días hemos comentado el escepticismo de la duda metódica del filósofo moderno René Descartes. Para ir reflexionando sobre este tema, y preparar el comentario crítico, puedes escuchar este extracto del programa Redes dedicado al escepticismo. Podríamos organizar un debate en clase al respecto.
 
 

También puedes consultar la definición, bastante completa, del término escepticismo en el diccionario de la Universidad de Standford.