viernes, 14 de diciembre de 2012

Encuentro entre René Descartes y el joven Blaise Pascal

René Descartes y Blaise Pascal, dos de los filósofos más importantes del siglo XVII, se encontraron el 24 de septiembre del 1647 en el convento Mínims de París. Descartes, matemático y padre del racionalismo moderno, era ya plenamente reconocido, mientras el joven Pascal permanecía en las tesis jansenistas del círculo religioso de Port-Royal. A pesar de sus diferencias, se admiraban, y dialogaron sobre la libertad de pensamiento, la guerra, el exilio... La obra teatral del francés Jean-Claude Brisville, Encuentro entre Descartes y el joven Pascal , recrea e inventa este momento. Este texto ha sido representado recientemente por Josep María Flotats y Albert Triola. Estos son algunos fragmentos de la obra:



En sus Pensamientos, Pascal recoge algunas reflexiones sobre la duda cartesiana, tan barroca, sobre la confusión de la vigilia y el sueño. Para Pascal la diferencia, sutil, reside en la continuidad de la vigilia, más constante que en el sueño:
"Pero como los sueños son todos distintos y se diversifican, lo que se ve en ellos afecta menos que lo que se ve en estado de vigilia, a causa de la continuidad de ésta; continuidad que, sin embargo, no es tan absoluta que no cambie también; pero no bruscamente, excepto en raras ocasiones, como cuando se viaja; y entonces se dice: "Me parece que he soñado"; porque la vida es un sueño un poco menos inconstante".
                                                                                  Pascal, Pensamientos, art. 20, XIII.

Cuestiones: 
- ¿Qué opinas sobre este debate entre Descartes y Pascal en torno al sueño y la vida?
- Bucea en la biografía de Pascal y describe algún dato interesante de su vida y su obra.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Debate-Asamblea. Monográfico: "El malestar en la escuela"

En clase hemos debatido sobre el "malestar en la escuela" una cuestión que ya era previa a la actual crisis económica, pero que probablemente se está agravando con los recientes recortes de recursos públicos por parte del Gobierno.
Ha moderado Consolación y ha recogido las propuestas Francisco Javier.

José Benito hizo una pequeña introducción sobre el tema, recordando algunos de los últimos acontecimientos políticos y económicos que afectaban a la educación pública. Comenzamos debatiendo acerca de los exámenes.
Agripina defendía que las clases fueran más "amenas" (¿participativas?) y que el curso no dependiera de un examen (posibilidad de aprender sin presión).
Adrián señalaba la falta de tiempo para, por ejemplo, tener más relaciones con los compañeros. También pedía más tiempo para estudiar los exámenes. Ana G. apoyó esta idea y defendió que no hubiera clases cuando hubiera exámenes. Ana A. planteó la cuestión de si vendrían los alumnos a las aulas si la presencia no fuera obligatoria.
Jaime apuntó que encima de las seis horas de clase los alumnos debían estar toda la tarde estudiando.
Yaiza criticó el aprendizaje memorístico y la presión de los exámenes, algo a lo que se unió Francisco Javier.

En la cuestión de las notas, José Benito planteó la cuestión de si la evaluación servía para valorar el trabajo, para seleccionar ("a los mejores" como el modelo platónico) o para determinar las capacidades naturales de cada alumno/a. Cristina sostuvo que con los exámenes no valoramos realmente los conocimientos, y que los exámenes deberían ser menos estrictos, que el que realmente estudie pueda aprobar. Francisco J. afirmó que el profesor debía corregir los errores, pero no juzgar al alumno.

Respecto a los horarios, Consolación G. mantuvo que debían estar mejor repartidas. Alba y Yumara apoyaban la idea añadiendo que debía haber algún "respiro" entre clase y clase. José B. también incidía en esto respecto al profesorado, al que entre clases y guardias no dejan ni hacer un descanso.

Sobre el material escolar, Yaiza se preguntaba si se podía opinar sobre lo que no teníamos. Luis indicaba que el alumnado de bachillerato disponía de peor material en las aulas que los de primero de E.S.O. (pizarras digitales, biblioteca de aula...). Ángel e Inma también criticaron la falta de recursos en el aula. las clases sólo se apoyaban en la pizarra, la tiza y la voz del profesor/a.

Por último, ya con menos tiempo, se debatió sobre las asignaturas que se imparten en nuestro actual sistema de enseñanza, la especialización, la necesidad de una enseñanza más práctica, y la posibilidad de una "enseñanza media abierta" en la que se pueda asistir a clase sin matricularse ni pasar exámenes, con una oferta de enseñanzas más amplia. Se plantea entonces el problema de la obtención de los títulos que luego permitan trabajar. Se debate sobre la importancia de los títulos y si realmente son los títulos o las capacidades y habilidades aprendidas las que condicionan la obtención de un trabajo.

La clase debía terminar y dejamos el debate abierto para otra ocasión.

En otro grupo debatimos sobre el modelo de la Escuela de Pistoia. José B. explica brevemente los principios sociales y pedagógicos de esta experiencia comunal en un pueblo de Italia. Patricia opina que los jóvenes de dicho pueblo se encontrarán con una desventaja notable respecto a otros jóvenes, argumentando lo que puede suceder al llegar al bachiller. María, en cambio, se encuentra, en cierto modo, a favor de este modelo educativo.
Natalia, por otro lado, expone que en las escuelas actuales realmente se olvida pronto lo que se aprende, ya que el estudio memorístico se encuentra muy presente. Por ello, ve con simpatía la experiencia de Pistoia, donde se destaca la enseñanza práctica y en colectividad de esta experiencia. A pesar de esto, Patricia se mantiene en su postura.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Propuestas de organización de la asamblea escolar


Esta semana hemos intentado acordar la organización de debates en clase. Las técnicas de debate filosófico (en sus múltiples formas: talleres de filosofía, cafés filosóficos, etc) utilizan los mismos fundamentos que las asambleas ciudadanas que van creciendo en nuestras plazas, en un esfuerzo por recuperar la participación y la capacidad de decisión democrática de los ciudadanos que esta crisis económica está intentando secuestrar. Se trata de argumentar, aprender juntos (y que eso nos sirva para reflexionar sobre nuestras ideas y preconcepciones). Se trata de escuchar las diversas perspectivas sobre los problemas actuales (de afectados por la crisis, de expertos, de activistas). Se trata de pensar, entre todos, otras formas de vida y de pensamiento, más humanas, más justas. Creemos que esto es necesario en la vida, en el día a día, de una escuela realmente democrática. No entendemos el porqué la práctica de la asamblea en la etapa de infantil no se prolonga en las demas etapas educativas.

Así, comenzamos en clase apartando las propuestas platónicas de "buen gobierno" que habíamos estudiado, pues no nos preocupa saber cómo elegir al mejor gobernante, su educación y virtud, sino que realmente nos hemos creído lo que nos contaban de que el gobierno debe residir en el pueblo. Por eso escuchamos en nuestras plazas eso de "Democracia real ya". No creemos que el problema sea tener "buenos líderes o gobernantes". Queremos decidir entre todos, escuchando, buscando "buenos argumentos", abiertos a nuevas formas de pensamiento y de vida, a nuevas ideas. Tampoco nos consideramos prisioneros en una caverna de sombras, a los que un guía o filósofo debe rescatar de su ignorancia. Nos consideramos curios@s, "filósof@s", capaces entre todos de ayudarnos a girarnos y saltar el muro que otros nos han levantado. Escuchamos atentamente a los "sabios" o "expertos" que nos hablan, pero analizamos y examinamos críticamente sus propuestas.
Tampoco nos convence el modelo de educación platónico, pues queremos niños felices, alegres, no solamente formar buenos ciudadanos para el Estado, y mucho menos personas disciplinadas y flexibles para el futuro mercado de trabajo. En este sentido, os dejo una breve entrevista del pedagogo italiano Francesco Tonucci en la que critica el enfoque del actual proyecto de reforma educativa en nuestro país:

Para la organización del debate-asamblea hicimos algunas sugerencias:

- Proponemos que la  moderadora intentara facilitar la participación de todos, para lo cual intentaría evitar que los debates se centraran siempre en las mismas personas, y que invitara en ocasiones a participar a algunos de los compañeros que no hubieran hablado hasta entonces.
- Las intervenciones deben ser cortas y claras, exponiendo brevemente la posición y sus argumentos.
-La moderadora debe ir haciendo avanzar el debate y que éste no se demore -si no es necesario- sobre las mismas ideas. Para ello es bueno que realice, de vez en cuando, alguna pausa en la que recoger y resumir los principales puntos o acuerdos (si los hubiera) en el debate.
- Los participantes deben pedir turno de palabra sólo cuando termine la intervención del compañero o compañera. Así prestamos más atención a lo que exponen los demás.
- En el debate será importante intentar hacer un buen diagnóstico del problema tratado (por ejemplo, las causas del "malestar en la educación"), pero también sería conveniente abrir propuestas de actuación local, posibles en nuestro entorno cercano (en nuestro Centro, en nuestra localidad), siguiendo el consejo de "pensar globalmente y actuar localmente". Para ello, la moderadora podrá pedir más concreción en algunas de las propuestas planteadas en el debate, y animará a los que las han sugerido a responsabilizarse en estudiar y organizar su posible realización.
- El papel del profesor, cuando intervenga, no debe ser, siguiendo los consejos de F. García Moriyón (La investigación filosófica, Grao, 2010), el de intentar guiar al alumnado hacia una determinada conclusión, sino intervenir sólo para pedir rigor argumentativo, llamar la atención cuando se cometan falacias o paralogismos, problematizar lo que se está defendiendo o demandar más claridad expositiva y conceptual. Podrá también ayudar al moderador o moderadora a evitar que el debate degenere en desorientación, ayudando a avanzar en la aclaración del tema propuesto.

(Continuará)